“Nuevas formas de leer la literatura latinoamericana”, por Norma Alloatti


En clave emocional. Cultura y afecto en América Latina, de Ana Peluffo. Buenos Aires, Prometeo, 2016, 202 págs.

La literatura latinoamericana del siglo XIX, como se sabe, es la expresión neta de un siglo cargado de afectos, un corpus literario que por lo general ha sido leído por la crítica en relación a la construcción de las incipientes naciones, en su adaptación a los procesos políticos modernos, mediante diversas antinomias (civilización-barbarie, campo-ciudad, público-privado). Por eso, las miradas que Ana Peluffo reúne en este libro intentan “convertir la invisibilidad cultural de las emociones en un espacio crítico de reflexión” (14), con un renovado alcance especulativo. Al efecto, cada capítulo avanza sobre un tema particular, que historiza los estados emocionales del pasado y el proceso de estetización en el que desembocan. Para sus reflexiones la autora se ocupa de un gran abanico de discursos del siglo XIX: narrativas de viaje, novelas, cuentos para niños, manuales de conducta, cartas, poemas, artículos de crítica.
El vasto corpus teórico que la autora expone en la introducción se ampara en los fundamentos críticos del llamado “giro afectivo”, de allí que el análisis de cada texto se basa en una sugerente exploración de las producciones recientes en el campo. La autora, que había hecho antes estudios de este tipo vinculados a la producción literaria en la región andina (Lágrimas andinas: Sentimentalismo, género y virtud republicana, Pittsburgh, ILLI, 2005) expande en su nueva obra la reflexión sobre la ambigüedad de las emociones y se ocupa de emociones como la rabia, los celos, la paranoia, la vergüenza, el miedo, que no han sido suficientemente estudiadas en la literatura hispanoamericana del XIX.
Los debates de la crítica literaria y de la historia de la afectividad son revisados por Peluffo, que retoma la genealogía de estos estudios desde las primeras alusiones (Aristóteles, Spinoza, Darwin), pasando por los fundamentos clásicos (Elías, Williams, Arendt) hasta los más recientes, publicados en las dos últimas décadas (Stearns et al., Illouz; Berlant, Ahmed, Ngai, Brennan, Rosenwein, Sedgwick, Greco y Stenner, Reddy). Pone atención a los aportes del feminismo y destaca, en especial, los estudios sobre la cuestión emotiva en Latinoamérica (Reguillo, Podalsky, Moraña y Sánchez Prado, Macón y Solana). Asimismo, los aportes de su propia cosecha, publicados entre 2005 y 2015, son numerosos y algunos se constituyen en antecedentes directos de esta compilación.
Ante preguntas sobre las diferencias entre afecto, sentimiento, pasión y emoción, la autora elige utilizar “las palabras afecto y emoción de forma intercambiable” y presta especial atención a la cuestión de la ambigüedad de las emociones con el objeto de evitar una nueva dicotomía, la de “razón-sentimiento”.
La lectura que propone Peluffo de esta gran variedad de artefactos culturales del siglo XIX se detiene en emociones anticanónicas (irritación, asco, rabia, ennui) partiendo de las crónicas de viaje de Etiénne de Sartiges y de Flora Tristán, cuyo análisis presenta, respectivamente, en los dos primeros capítulos. En el primero de  ellos, ambos relatos dialogan y permiten demostrar cómo Tristán subvierte el modelo de la femineidad liberal que se impone en Europa por entonces, mientras que en la crónica de Sartiges se pone en crisis el concepto marcial de la masculinidad. En ambas crónicas encuentra Peluffo que “la invención de la contra-cultura de la barbarie que no es ni mimética ni referencial se articula con el malestar epocal del ennui en toda su ambigüedad semántica” (47). Las Peregrinaciones de Flora Tristán se retoman en el segundo capítulo para mostrar cómo se feminizan emociones anti-normativas, cómo los reclamos de Flora Tristán se universalizan en el femenino subalterno. “Lo que en un principio es un sentimiento local e individualizado (la rabia contra el marido, contra el tío) se transforma más tarde en una emoción colectiva contra una sociedad que naturaliza la desigualdad sexo-genérica” (52). Se transnacionaliza la condición femenina y sienta las bases de un activismo protofeminista, que se advierte más en los sucesivos escritos de Tristán y que recién van a aparecer en reclamos de fines del siglo XIX.
Ana Peluffo dedica los capítulos 3 y 4 al estudio de la liquidez afectiva en la novela Sab de Gertrudis Gómez de Avellaneda y en textos de José Martí, mostrando cómo ambos utilizan el sentimentalismo para crear comunidades afectivas. Si en Sab Peluffo advierte que “las lágrimas van delineando alianzas interraciales entre los sujetos marginales, subvirtiendo de forma no verbal, las regulaciones biopolíticas de la colonia” (66), en El Presidio político en Cuba de Martí encuentra que “se hiperboliza el sufrimiento de los grupos marginales con el propósito de conmover a un lector español que desconoce las atrocidades que el gobierno colonial está cometiendo en la isla” (90). Tanto en ese texto, como en su poesía testimonial y en los cuentos para niños, Martí –al igual que Avellaneda recurre a la creencia transnacional en el sufrimiento para articular visiones antagónicas de la masculinidad.
Los capítulos 5 y 6 pueden leerse en común ya que el objeto de estudio es, en el primero de ellos, los manuales de conducta para niñas que circularon entre Latinoamérica y España, y, en el segundo, la revista para niños La edad de oro publicada en 1899 en Nueva York bajo la dirección de José Martí.
Sobre los primeros la autora arguye: “Escritos en forma de carta, verso o historieta, los manuales desembocaron en un proceso de blanqueamiento y disciplinamiento de la infancia latinoamericana. En colaboración con este corpus, los primeros cuentos y poemas para niños que se publicaron en América Latina promovieron un discurso biopolítico del género centrado en la polarización de gestos, modales y rituales heteronormativos” (102).
Además, después de analizar los textos de Martí en la revista, Peluffo halla similitudes en la forma sentimental de imaginar la nación con textos más políticos del autor. “Lo que Nuestra América y los cuentos para niños comparten es una valorización de la compasión como respuesta a los conflictos de clase y raza, sin descartar nunca en el caso de Nuestra América la lucha armada como estrategia revolucionaria” (139).
En el capítulo 7 la autora analiza en clave sentimental el canónico Martín Fierro de José Hernández, viendo cómo el autor usa la compasión por el gaucho para generar piedad en quien lee, tanto como feminiza la voz de Fierro en constantes desbordes afectivos. Peluffo expone que: “Lo que parecería estar diciendo Hernández es que, a la hora de construir identidades y modelos de ciudadanía, las lágrimas tienen un poder retórico del que carecen las palabras. Hacer que el lector se compadezca por la suerte desgraciada de los gauchos es parte de la meta afectiva de un texto que hibridiza en el proceso formas sentimentales y antisentimentales de masculinidad” (155).
Finalmente, en el capítulo 8 toma textos de Jorge Luis Borges, publicados en el siglo XX, aunque uno de ellos es sobre la lectura de la novela María de Jorge Isaacs que éste plantea. La autora de En clave emocional propone un diálogo entre ese escrito y “El Aleph” y después de un vasto recorrido por textos teóricos, precisa: “El hecho de que no haya muchas lágrimas en la obra de Borges o de que se privilegie lo intelectual (paradojas, conjeturas, rodeos, circunloquios) por encima de lo sentimental no es indicativo de la falta de emoción en su obra sino de la manera en que Borges borra la distinción semántica entre razón y emoción, al mismo tiempo que privatiza los sentimientos” (171).
En suma, en este libro Ana Peluffo ensancha la reflexión sobre la ambigüedad de las emociones, y lo hace apoyándose en estudios teóricos recientes sobre el “giro afectivo”, de una manera rizomática que logra superar las posiciones que se anclaban en dicotomías, de modo que se esclarece el debate sobre el rol que ocupa el afecto en las culturas latinoamericanas durante el siglo XIX. El libro también aporta interesantes preguntas para los distintos acercamientos en el ámbito de los estudios culturales.

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